Ayuda al duelo

El duelo anticipado se expresa cuando una pérdida se percibe como inevitable. En este caso el duelo no comienza en el momento de la muerte, sino bastante antes, generalmente en el momento de hacerse el diagnóstico y emitirse el pronóstico de incurabilidad.

El duelo anticipado permitirá a las familias prepararse para una despedida emocional y física de aquel ser querido al que cuidan y cuyo desenlace es inevitable. Es una oportunidad para transformar el dolor en paz interior, enfrentando una muerte inevitable. En este tipo de duelos la muerte se acepta mejor ya que el mismo proceso de la enfermedad se acepta como una oportunidad para resolver cuestiones pendientes.

“Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.”

Viktor Frankl

Los objetivos principales en esta fase final de la vida son facilitar la despedida y el proceso de adaptación y prevenir un duelo complicado.

Cuando aparece la situación de agonía o de últimos días, es necesario preparar a la familia. Esta fase normalmente crea una enorme angustia y a veces, los familiares se derrumban. Por esto es fundamental prepararlos, informando de la posible evolución del proceso y de lo que pueden hacer, hablar de todos sus miedos y dudas, de cómo actuar. La familia debe sentirse útil, saber qué hacer, en esta dura fase que le espera.

En los momentos que rodean a la muerte tenemos que tener en cuenta:

  • Estar presente cuando fallece. Es importante que la familia esté avisada con cierta antelación de la proximidad de la muerte, cuando esto sea posible, para que esté presente y acompañe en estos últimos momentos de su familiar.
  • Preparar y despedirse de la persona.
  • Comentar los últimos momentos. Este relato, así como la visión del difunto, la asistencia a los funerales, facilitan el reconocimiento de la realidad de la perdida.
  • Orientación legal.

Atención al duelo antes del fallecimiento por profesionales:

  • Valorar y aliviar necesidades y dificultades de la familia.
  • Facilitar pautas de comunicación de malas noticias al entorno familiar.
  • Favorecer el desahogo emocional.
  • Prevenir sentimientos de culpa.
  • Identificar y potenciar los recursos de la familia. Facilitar su capacidad de dar cuidados a su ser querido y de comunicación emocional. Los familiares deben entender que los momentos finales son la última oportunidad para compartir cariño y afecto con el enfermo.
  • Establecer un plan de cuidados de acuerdo con la familia que establezca normas de actuación y prevenga riesgos de claudicación familiar. Debemos enseñar a la familia como deben cuidar al enfermo, bajo la premisa de terapia de oídos, hombro y abrazo.
  • Facilitar pautas de participación y actuación con los niños, adolescentes, mayores y discapacitados.
  • Orientar sobre necesidades de organización familiar, cambios de rol, burocracia, testamentos, etc. De esta forma nos aseguramos que distribuyan las funciones que el paciente tenía.
  • Facilitar y promover las reconciliaciones. La resolución de temas pendientes.
  • Evaluar los factores de riesgo.
  • Comunicación posterior con la familia. Telefonear a la familia 1 o 2 semanas después del fallecimiento, para interesarse por su estado, resolver sus dudas, etc. Puede ser muy beneficioso escribir una carta de condolencias, valorando muy positivamente los cuidados realizados y ofreciendo disponibilidad por parte del equipo asistencial.

Atención al duelo durante la agonía y fallecimiento:

  • Promover el acompañamiento de los familiares y su organización para evitar el agotamiento.
  • Favorecer el desahogo emocional. Orientar y promover la despedida.
  • Prevenir sentimientos de culpa. Normalizar pensamientos y sentimientos.
  • Facilitar ritos religiosos o espirituales.
  • Facilitar la aceptación de la pérdida: ver al fallecido, permitir la expresión del dolor, ir al entierro.
  • Pautas de intervención específicas, dependiendo de la situación familiar y personal.

Contacta con nosotros

El proceso de adaptarse a las pérdidas se aprende a lo largo de toda la vida. Cada uno compartimos nuestro espacio con seres queridos como familiares, amigos, compañeros de trabajo, parejas sentimentales y una larga lista de gente que encontraremos en nuestro paso por la vida, es muy probable que debamos enfrentarnos al dolor de una pérdida en más de una ocasión.

No existen prescripciones que pueda aplicarse a rajatabla para afrontar la pérdida, ya que la pérdida y el duelo son experiencias muy personales que no plantean un único camino a seguir a todas las personas a las que afectan.

Encontramos 10 sugerencias prácticas para afrontar las muchas pérdidas que la vida nos trae:

  1. Tomarse en serio las pequeñas pérdidas
    Debemos dedicarle tiempo a mostrar que nos preocupamos por cosas como mudarse de casa, perder una mascota, cambiar de escuela o de trabajo; todas estas pequeñas pérdidas deben tomarse en serio pues ayudan a conocer la tristeza que sentimos con los cambios y las ausencias, así nos vamos preparando para aceptar las pérdidas más importantes de nuestras vidas. De algún modo, podemos utilizar por ejemplo la muerte de un pececillo de colores como una oportunidad para aprender, instruyendo a los más pequeños sobre el significado de la muerte y su lugar en la vida, preparándole así para futuras pérdidas.
  2. Tomarse tiempo para sentir
    Esto puede convertirse en un reto cuando se vive en una gran ciudad o cuando se deben cumplir con una serie de responsabilidades, incluso poco después de la muerte de un ser querido, que dificultan el ejercicio.  Debemos encontrar momentos de tranquilidad para estar solos y sin distracciones, dejarnos ese espacio para enfrascarnos en nuestras reflexiones privadas. Escribir sobre nuestras experiencias, emociones y sentimientos en momentos de cambio puede ser una forma de mejorar nuestra sensación de alivio y comprensión.
  3. Descubrir formas sanas de descargar el estrés
    Prácticamente por definición las transiciones son estresantes. Es importante encontrar formas saludables y constructivas de descargar el estrés. Puede ser mediante el ejercicio, el entretenimiento, la relajación, el desarrollo espiritual, la meditación o cualquier método que domine esta sensación.
  4. Dar sentido a la pérdida
    Identificar el lugar que tiene una pérdida en nuestra experiencia personal ayuda a darle perspectiva a nuestras emociones y, eventualmente, a aceptar nuestro duelo. En lugar de intentar quitarnos de la cabeza cualquier pensamiento sobre la pérdida, es mejor que nos permitamos obsesionarnos con ella, intentando desterrar las imágenes dolorosas sólo conseguimos darles más poder. A medida que valor elaborando una historia coherente de nuestra experiencia, vamos logrando una mayor perspectiva.
  5. Confiar en alguien
    Las cargas compartidas son menos pesadas. Ya sea un familiar, amigo, guía espiritual, terapeuta o cualquier compañía, trata de explicarle a las personas por lo que estás pasando. Lo mejor es aceptar los gestos de apoyo y los oídos dispuestos a escuchar, sabiendo que llegará un momento en que tendremos que devolver el favor.
  6. Dejar a un lado la necesidad de controlar a los demás:
    Las otras personas afectadas por la pérdida tienen su propia manera de elaborarla y siguen su propio ritmo. No se recomienda obligar a nadie a adaptarse al camino que cada quien seguiría para comprender su dolor.
  7. Ritualizar la pérdida de modo que tenga sentido para nosotros:
    Si un funeral no resulta suficiente para conmemorar el fallecimiento de un ser querido, se puede preparar otro tipo de acto que satisfaga nuestras necesidades. Hay maneras creativas de honrar las pérdidas no tradicionales que encajan con nosotros y con las transiciones que atravesamos.
  8. No resistir al cambio
    Las pérdidas de personas y roles que ocupan un papel central en nuestras vidas nos transforman para siempre. Lo mejor es aceptar estos cambios y buscar en ellos oportunidades de crecimiento. Más allá de lo agridulce que esto pueda resultar, a veces se necesita un poco de tiempo para reconocer que debido a ciertas experiencias dolorosas podemos crecer en muchos sentidos.
  9. centrarse en las propias convicciones religiosas:
    Podemos utilizar la pérdida como una oportunidad para revisar y renovar las creencias religiosas y filosóficas que ya dábamos por supuestas, buscando una espiritualidad más profunda.
  10. Cosechar el fruto de la pérdida
    Atravesar un duelo hace que revisemos nuestras prioridades vitales y podamos buscar oportunidades para aplicar lo que nos enseña a proyectos y relaciones futuras.

Desde Fundación Deconciencia pretendemos orientar a todas aquellas personas que se encuentren ante esta difícil situación. Para saber más o para solicitar ayuda y asesoramiento  no dude en ponerse en contacto con nosotros al correo electrónico ayuda@fundaciondeconciencia.org